¡Se acaba el mundo!

·        “Este país no despega”.
·        “Está todo parado, no va a mejorar”.
·        “Las nuevas generaciones son todas vagas”.
·        “Así no le vendemos nada a nadie”.
·        “No se ve una luz al final del túnel”.
·        “Si no regalas la mercadería, no te compran”.
·        “Los hijos son unos irresponsables, se miran el ombligo, nada más”.
 
Frases dichas por directivos. Personas de nivel jerárquico, dueños, mandos medios. Que deben liderar a otros en la búsqueda de los objetivos.
 
Frases que equivalen a llevar una mochila pesada sobre los hombros, y tirársela a otros.
 
¿Alguien se puede sentir motivado a gestionar, aportar ideas, dentro de ese clima? ¿Alguien tendrá voluntad de ayudar a mejorar la rentabilidad del negocio en este contexto? ¿Podremos fidelizar clientes y empleados bajo el paraguas de estos conceptos tan virtuosos de cara al futuro?
 
Liderar: si queremos que otros nos sigan, tengan interés en aportar al proyecto, no podemos hacerlo generando sentimientos negativos. Hay que ser cuidadosos, respecto del contagio que propiciamos con una visión pesimista del futuro. Imaginemos a Cristóbal Colón, diciendo a sus navegantes que no encuentra el rumbo, que se cansó de navegar. ¿Qué futuro personal le esperaba con sus acompañantes, ilusionados con las recompensas que les hubiera prometido como resultado del viaje?
 
El medio vaso: ¿qué vamos a enfatizar como líderes? ¿Lo que falta o lo que tenemos? Es crucial. Porque el desempeño y sus mejoras van a depender de la capacidad que tengamos de fortalecer virtudes y oportunidades, en contraposición con enfatizar debilidades. Nada bueno se va a sembrar si solo hurgamos en lo que tenemos como dificultad.
 
Pasado y futuro: el futuro no es una prolongación de lo que sucedió. Es una construcción, que toma en cuenta diversos factores. Pero si nos predisponemos a lo peor, seguro que va a suceder. Estancarse en los reproches de lo pasado, inhibe de hacer del futuro algo diferente. Tampoco se trata de practicar una suerte de realismo extremo, donde la originalidad, la innovación y el riesgo queden de lado.
 
Generalizar: es un error típico generalizar. “Nadie” nos compra. “Todo” está mal. “Nadie” tira una idea nueva. Después de todo, si fuera cierto, el problema se encuentra en cómo conducimos, y no en la gente. Es sencillo tirar la culpa afuera. Dirigir tiene mucho de artesanal. Identificar y potenciar lo mejor de cada uno.
 
Nosotros y el contexto: el contexto es igual para todos. Según las herramientas de las que dispongamos, vamos a lograr adaptarnos mejor, encontrar fórmulas para sobrellevar lo que no se puede cambiar, y aprovechar lo que está a nuestro alcance para sobresalir. ¿Cómo trabajamos para mejorar esas herramientas, de modo que los momentos críticos no nos funcionen como un tsunami? ¿Cómo nos preparamos?
 
Ganar plata: a veces se presentan como hechos separados, la capacidad de generar utilidades, de las emociones que se generan en lo interno, tanto en la familia empresaria como con el resto de los colaboradores. Los resultados positivos dependen de desempeños. Y estos son una función humana. Por lo tanto, ganar plata dependerá de desempeños acordes. Motivación y pertenencia. Retención de talentos. Nadie se queda donde abunda el pesimismo y la falta de desafíos.
 
Nota elaborada por el Lic. Néstor Rabinovich, docente de CAMEeducativ@
IRAM

La Secretaría de Capacitación de CAME recibió la certificación de las Normas de Calidad IRAM-ISO 9001:2015 por el alcance de “diseño, planificación, gestión y coordinación de actividades presenciales y a distancia destinada a propietarios, directivos y empleados de empresas Pymes en el ámbito nacional”.