La Inteligencia artificial y la toma de decisiones

En esa nota, básicamente se habla de cómo incorporar tecnología o inteligencia artificial en los automóviles para controlar el comportamiento de los conductores y, así, evitar distracciones con teléfonos celulares y, particularmente, la falta de uso de los cinturones de seguridad. 

Si bien es loable el empleo cada vez más frecuente de tecnología para evitar accidentes viales, uno podría decir que desde hace unos cuantos años esa tecnología nos está haciendo un poco más "dependientes". Es decir, nos podríamos preguntar si, en realidad, nos está haciendo un poco más bobos. Esta introducción tiene que ver con la toma de decisiones. 

En los últimos años, hemos visto que una gran cantidad de jóvenes no inician sus estudios universitarios una vez que terminan la educación media (aquellos "privilegiados" que logran finalizarla), sino que esperan un año o dos, ya que hay tantas opciones que se sienten abrumados. Por lo tanto, no toman una decisión y la postergan (procrastinan) hasta que tengan mayor claridad. Además, esta aceleración tecnológica también repercute en la calidad educativa, puesto que se debe bajar la exigencia porque los mismos jóvenes cada vez están más dispersos, tienen una capacidad de atención menor, no es que sean menos inteligentes, tienen más "ruido" mental y son más distraídos porque están pendientes de su celular, o sus redes sociales, o sus viajes (ahora que se puede viajar).

La tecnología los interrumpe en todo momento. Suena un celular. ¿Debo atenderlo? Me llegó un mail (por el celular), ¿debo responderlo? Recibí un mensaje de WhatsApp, que sonó en mi reloj inteligente, ¿quién será? Todo eso, es ruido que me saca de foco. 

Hay notificaciones de las decenas de aplicaciones del móvil que nos interrumpen todo el tiempo, principalmente a nuestro cerebro. ¿Cómo podemos entonces lograr mayor concentración? Es muy difícil.

No paralizamos ante tantas opciones, nos estresamos. Y para evitar caer en la trampa de un estrés permanente, debemos crear nuevos hábitos positivos. 

Tomamos aproximadamente 20 000 decisiones diariamente, la mayoría de ellas inconscientes y otras bajo la forma de hábitos simples y cotidianos. Por lo tanto, debemos con nuestro cerebro, de por sí perezoso, tenderle una trampa a la trampa. 

Si bajo estrés los humanos tienden a volver a los viejos hábitos, debemos desarrollar nuevos hábitos de pensamiento y decisión, para que luego se automatice tanto la toma de decisión como la acción a tomar.

Para ello tenemos que salir de nuestra zona de confort, y trabajar el cerebro para que adopte un nuevo hábito. Y esto no es fácil.

De acuerdo con la economía del comportamiento, toma algún tiempo cambiar el hábito existente o construir nuevos, por ejemplo, alrededor de dos meses. Hay que entrenar al cerebro.  Pero antes debemos acordar dos puntos (esto lo dice un profesor de MIT, Dan Ariely).

  • Uno es que no estamos diseñados para funcionar en este entorno y, por lo tanto, necesitamos más esfuerzo, atención y ayuda; y el segundo es que no es fácil convencer a nuestro cerebro para que nos haga caso.
  • Tratamos de ser productivos, creativos y energéticos, pero nuestro cerebro no quiere eso. Por el contrario, quiere ahorrar energía y el resto del cuerpo quiere gastarla.
  • Ahora, ¿podemos gastar energía todo el día? Probablemente no, pero ¿podemos aumentar nuestra creatividad? ¿Aumentar la conexión entre las diferentes partes del cerebro? Sí, aunque no es fácil.

Pensemos un instante, cuando caminábamos hace 5000 años, ¿cuánta atención necesitaba la gente? No tanta, salvo que nos saltara un tigre o apareciera una serpiente  o un oso de repente. Uno iba tranquilo caminando por la vida.

Hoy en día, conducimos autos que requieren de una gran capacidad de nuestra atención. Bien, cada error puede ser increíblemente caro. Una fracción de segundo de indecisión podría costarle la vida a alguien.

Entonces, aparecen los teléfonos celulares, juntamos todo y tenemos un arma mortal en nuestras manos. O peor, miles de armas mortales circulando por las calles y rutas. Definitivamente, nuestro cerebro nos está diseñado para eso. 

Necesitamos todo tipo de herramientas que nos ayuden a tomar mejores decisiones, incluso en los coches. Frenos antibloqueo, alarmas, dispositivos que nos avisan cuando nos movemos de carril, etc. Y ahora, la inteligencia artificial. ¿Es positivo? Por supuesto, si permite salvar vidas humanas.

Sin embargo, también es importante entrenar a nuestro cerebro para que mejore su habilidad en la toma de decisiones. ¿Es difícil entrenarlo? 

No. Como todo, hay que empezar con cosas simples. Pero empezar ahora. Eso sería una buena decisión.

 

Nota elaborada por el licenciado Pedro Trejo. Docente Escuela de Negocios CAME.

 

IRAM

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